Alexa - 6

Física

A Gackt jamás le había gustado perder… eso todo el mundo lo sabía. No era que siempre tuviese que ganar en todo; simplemente, no le gustaba perder. Así que se había preparado en todo lo que se le había ocurrido y en todo lo que se les había ocurrido a sus amigos, enemigos, conocidos, compañeros y demás para evitar verse en situaciones incómodas resultantes de haber perdido.
El hula hula lo había tomado desprevenido, y aunque dudaba mucho que la prueba volviera a presentarse en su camino, se había encargado de convertirse en todo un maestro en las acrobacias con los dichosos aros de colores.
Respiró hondo, se golpeó las mejillas con fuerza repetidamente y se esforzó en recuperar su exterior cool antes de ingresar en el set. Hacía mucho que no se sentía tan nervioso en una simple presentación en televisión.
Esta vez, se esperaba de él que cantara una de sus canciones, que conversara con el o la estudiante que se había apropiado del campeonato de Física a nivel preparatoria en las competencias mundiales y le diera un pequeño discurso motivacional.
Entró en el set en medio de una ovación y, tras presentarse, maldijo por segunda vez ese día. Ahí estaba el ganador. El ganador, un hombre. Ahora sólo podía esperar que su imagen y su personalidad arrolladora dejaran al muchacho sin palabras, aunque fuera un chico y no una chica.
La conductora del programa los presentó amablemente, con los ojos brillantes por la emoción. Tras un tedioso intercambio de palabras, el joven hizo su primera pregunta directamente al alto cantante.
– Gakuto san, ¿alguna vez estudió Física?
El chico tenía frente a sí al que había sido votado como el hombre más sexy de Japón durante tres años consecutivos, que había ganado varios discos de oro y era reconocido a lo largo y ancho del mundo por su talento artístico y, ¿qué preguntaba? Si había estudiado Física…
Claro, ¿y de qué otra cosa se suponía que hablara el pobre nerd sin sentido de la estética a quien ni siquiera las hadas del diseño de imagen de la televisora habían podido hacer lucir medio decente? Maldijo por tercera vez.
– Por supuesto – inmediatamente, maldijo mentalmente por cuarta ocasión ese día, esta vez debido a su automática respuesta afirmativa.
– ¡Sugoi, Gakuto san! – chilló la conductora antes de volverse al joven y a la cámara –. Gakuto san nunca deja de sorprendernos.
– Un – el muchacho ajustó los anteojos sobre el puente de su nariz –. ¿Qué área de la Física le gustaba más?
Área de la Física…
¿La Física tenía áreas?
Gackt volvió a maldecir mentalmente mientras mantenía una sonrisa, al borde de un ataque de pánico.
Había llevado Física durante la preparatoria, claro, pero jamás le había gustado. Quizá porque no le gustaba perder y las ciencias exactas no le habían dado precisamente notas muy halagadoras. No. Lo suyo eran las deliciosas formas del lenguaje, los ritmos, las rimas, la estética de los idiomas… Podía recitarle un poema en italiano, español, mandarín, cantonés, coreano, francés o incluso alemán, si se aplicaba un poco, pero… ¿Física?
Contuvo el impulso de buscar ayuda con la vista con una fuerza tal que un dolor parecido a una descarga eléctrica le tensó los nervios del cuello.
Había temido una pregunta como esa, y había querido estar preparado para responderla… pero las cosas habían escapado de su control.

El día anterior, 11:53 PM.

– ¡Tadaima! – anunció Tetsu alegremente. No obtuvo respuesta.
Extrañado, dejó el fajo de papeles sobre una mesita cerca del recibidor y se encaminó a la sala, encontrándola desierta. Comenzaba a preguntarse si Gackt no habría regresado aún de la práctica cuando una luz intermitente proveniente del estudio llamó su atención. Se detuvo ante la puerta abierta del estudio, sorprendido de encontrar al cantante sentado frente al escritorio, con el entrecejo fruncido e inclinado sobre su LapTop. Era realmente inusual ver a Gackt en la computadora a esas horas de la noche, sobre todo después de un día de trabajo.
– ¿Gacchan? – dijo a modo de saludo mientras se acercaba a él.
– Tetchan, okaeri – le dedicó una rápida mirada y alzó el rostro para permitir que le besara suavemente en los labios antes de volver a la pantalla.
Posando las manos en los hombros de su pareja, Tetsu se fijó en el monitor, que mostraba la página de resultados de un popular buscador (o sea Google XD).
– ¿Qué haces, Gacchan?
– Busco un resumen de Física.
– ¿Física? – preguntó, esforzándose inútilmente por descifrar el montón de manchitas que los caracteres se ofrecían a su aguda vista de topo.
– Un.
– ¿Te has dado por vencido por fin con el español?
– ¿Eh?
– Sí… quiero decir… ¿estás buscando un nuevo reto? ¿uno que puedas cumplir? – su voz se tornó juguetona. Le divertía muchísimo torturar el excéntrico perfeccionismo de su amante.
– Algún día, dominaré el español y entonces empezaré a hablarte sólo en ese idioma para obligarte a aprenderlo.
Tetsu sonrió, soltando los hombros de Gackt mientras éste se volvía hacia él, girando la silla sobre su base rotatoria.
– Veremos qué sucede primero: si yo aprendo español o tú te cansas de hablar solo todo el tiempo.
El cantante se frotó los ojos, delatando que llevaba un buen rato expuesto a los rayos fluorescentes de la pantalla líquida, y luego atrajo a Tetsu hacia sí, envolviéndolo en sus brazos y apretándolo contra su cuerpo para besar sus labios.
– Bueno, ¿y por qué es que estás estudiando Física?
– Oh… ¿no te lo había dicho? La presentación de mañana…
– ¡Ah, cierto! No querrías quedar mal ante esa chica que probablemente es tu fan.
– Nadie ha dicho que sea una fan.
– Casi la totalidad de las mujeres de este país son tus fans. El resto, están casadas con Hyde, acostándose con Ken, saliendo con Yuki o peleándose con Sakura para que él cuelgue primero el teléfono.
Gackt soltó una carcajada.
– Como tú digas.
– Recuerdo que me iba muy bien en Física.
– ¿Se te daba la Física? – preguntó Gackt muy sorprendido.
Tetsu rió un poco.
– No. Siempre fui un asco con los números y cosas de esas.
Gackt lo miró interrogante.
– Lo que pasa es que como me iba tan mal en Física y en Cálculo, tuve que estudiar muchísimo para pasar los exámenes. Fue la condición que me dieron mis padres para no echarme de la casa si no entraba a la universidad y para apoyarme cuando quería comprar aquella guitarra.
– Sou desu ka… – dudó por un momento –. ¿Sería posible que aún recordaras algo?
– Claro. No fue hace tanto tiempo.
– ¡Yoshi!
– Pero necesitaría mis libros.
– Búscalos – señaló la computadora –. Incluso los pergaminos romanos están en versión electrónica.
– Un – respondió mientras buscaba una silla a su alrededor.
Juguetonamente, Gackt tiró de él, obligándolo a sentarse en su regazo. La silla protestó ante el peso de ambos combinado, pero ninguno le hizo caso. Con sus complexiones rayando en la anorexia, las probabilidades de que la silla realmente se rompiera eran más bien pocas.
– Veamos… – tomó sus anteojos del cajón en el escritorio y luego tecleó algunas cosas en la LapTop –. Hmm… Este me parece familiar. Mecánica de fluidos y termodinámica.
Gackt dejó escapar una risa mitad resoplido.
– ¿Doushita no?
– Ese título… ¿no te trae ideas a la cabeza?
– ¿Ideas? ¿Ideas como qué?
– Como esto – sujetándole la barbilla, lo hizo volver un poco el rostro para besarlo profundamente.
Tetsu cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones del beso, tan intenso a pesar de su lentitud que le hizo soltar un suave gemido.
Con las manos de su amante deslizándose debajo de su camisa, Tetsu buscó reajustar su posición para poder tocarlo y besarlo más profundamente. La silla crujió. Tetsu giró por completo, montándose en el regazo de Gackt y capturando sus labios en un beso tan profundo como era fisiológicamente posible. Enredó los dedos en el suave cabello castaño y apretó su cuerpo contra el suyo.
Gackt escuchó un rechinido, decidió ignorarlo y tan sólo un instante después, se encontró aterrizando de espaldas sobre la alfombra del estudio, con el delgado cuerpo de Tetsu arreglándoselas para sacarle el aire y la silla lastimando su espalda.
Al final, la silla se había roto. Quizá porque había sólo un 20% de posibilidades de que se rompiera.
Entre una serie de gruñidos, tiró la silla a un lado y empezaba a incorporarse cuando se vio tirado de vuelta al suelo, sólo que esta vez no pudo quejarse, pues Tetsu silenció su boca con un beso que ocupó todo pensamiento consciente de que fuera capaz su cerebro.
Con desesperación, tiró del jersey de Tetsu para sacárselo, inmediatamente después atacando su torso con duros besos y tiernos mordiscos.
Al diablo la silla, al diablo el dolor de espalda, al diablo la Física y al diablo el dolor en sus pulmones… si no se hubiese golpeado, de todas formas estaría jadeando en ese momento.
Antes de lo que pareciera posible, estaban los dos desnudos sobre la alfombra, rodeados de maltratada y olvidada ropa mientras luchaban por acariciarse sin separarse ni un milímetro.
El alto cantante intentó tocar el excitado miembro de su amante, pero Tetsu no le permitía separar sus cuerpos para maniobrar. Con la vista nublada, Gackt miró a su alrededor, buscando desesperadamente algo que pudiera usarse como lubricante, pues era impensable que alguno de ellos se levantara para ir a tomar algunos sobres del baño.
Repentinamente, recordó algo.
Manoteó el pantalón de Tetsu y, con dedos temblorosos, sacó de su bolsillo el caro protector labial del bajista. Tomó la barra y la deshizo en su mano, convirtiéndola en una suave crema que despedía un sutil y dulce aroma a violetas.
Con los mismos movimientos cortados, consiguió aplicar el improvisado lubricante sobre el cuerpo del bajista antes de ceder al impulso de penetrarlo de una sola vez.
Tetsu gimió, tomando grandes puños de su cabello y tirando de él, mientras su mente deseaba pedir a gritos que lo poseyera con más fuerza, pero su boca se negaba a emitir otro sonido que no fueran los estrangulados gemidos de placer.
Sin dejar de besarlo ni un instante, Gackt comenzó a moverse dentro de su cuerpo, aumentando el ritmo de sus movimientos a la par que Tetsu lo apretaba más y más contra su cuerpo, dejándolo sin respiración, sus dedos crispados marcando surcos rojos a lo largo de su espalda.
Con un grito que el beso sofocó a medias, ambos terminaron al mismo tiempo, cayendo agotados uno junto al otro.
Gackt sólo podía ver un gran espacio negro invadido por chispas luminosas a través de sus ojos abiertos, y escuchar el ensordecedor estruendo de su respiración.
El primer pensamiento consciente que pudo tener Tetsu fue que, tan pronto como pudiera volver a controlar su cuerpo, le pediría a Gackt que volviera a hacerle el amor tan deliciosamente.

Antes de ocho horas después y tras apenas media hora de sueño, el insistente timbre del móvil había devuelto a Gackt al mundo de los vivos. Manoteó el teléfono, su piel escociendo por las marcas de la alfombra a lo largo de su cuerpo y sus piernas enlazadas todavía con las de Tetsu.
Era el manager, gritándole que debían estar en el estudio de televisión en poco más de una hora. Fue justamente entonces cuando maldijo por primera vez ese día.

Así que ahí estaba ahora, desvelado, con la sangre agolpándose rápidamente en sus mejillas a causa de los recuerdos de la noche anterior y con la pregunta aún sin responder en el aire.
– Supongo que, además de los temas que tratan directamente las ciencias exactas, las cuestiones y las situaciones que pueden derivarse de su estudio son lo más interesante – empezó, rezando a todas las divinidades, tanto existentes como a aquellas que acababa de inventar, porque su habilidad verbal pudiera salvarlo una vez más.
En el otro sillón, el chico lo miraba con una mezcla de extrañeza e interrogación, muy similar a la expresión de quien piensa que está hablando con un perfecto idiota.

~Owari~

Dedicado a Jinsei no Maboroshi. Vos sabés por qué!!! ^_~

by Alexa chan