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SECCIÓN 3
GEKIRYUU [UN RÁPIDO FLUIR]
 
4. Saigo no Soumatou

[La Última Linterna Giratoria]
Nos quedamos en la casa rural de Okinawa durante 3 meses.
A 3 o 4 minutos en coche, desde la oficina principal,[1] se llega a una isla. Más allá de esa isla, se puede ver otra. Aunque, normalmente, se utiliza una barca para llegar a esa otra isla, yo empecé a plantearme si podría llegar allí a nado.
Debido a que casi me ahogo de niño, siempre me ha producido pánico el océano. Eso no significa que no sepa nadar. En aquella casa rural, se me metió la idea de que iba a vencer mi miedo al mar.
Nadé la mitad del camino y luego regresé. Cada día hacía eso, diciéndome siempre: “¡Hoy conseguiré llegar a esa isla!”
Salía a nadar con el teclista de mi banda.
Aquel día, la marea estaba más lejos de lo normal, y las olas eran más altas.
Cuando miré a mi alrededor, no había nadie. Nos habíamos separado.
¿Se habría adelantado? ¿Habría regresado? ¿Habría llegado hasta aquí y dado media vuelta?
Flotando en la mar picada, me angustié sobre esto durante un momento, pero como había prometido que llegaría a nado hasta la isla, volví a ponerme en marcha hacia ella.
A duras penas, conseguí llegar a la isla. Mi teclista no estaba allí. Deambulé por allí, buscándolo durante un rato, pero no pude encontrarle. Todo el tiempo me decía que seguro que había dado media vuelta y regresado antes que yo, pero la ansiedad no abandonaba mi mente. ¿Estaría a salvo?
Regresé de inmediato.
El trayecto de vuelta fue muy intenso. Las olas eran cada vez más fuertes y me di cuenta de que no pasaría mucho antes de que me arrastraran hacia mar abierto. Mientras nadaba, con todas mis fuerzas, fui tragado por las olas.
“Ah, voy a morir.”
En mi mente, aquella linterna giratoria volvió a dar vueltas. Fragmentos de recuerdos, desde  mi infancia hasta aquel momento, emergieron a la superficie uno tras otro. Junto a esos fragmentos flotaban los rostros de diferentes adultos. Amigos, fans que me habían animado, el equipo, mi familia…
“Lo siento mucho. Perdón por morir así.”
Me disculpé con todos. Mientras me sumergía, comencé a perder la consciencia… y entonces, de pronto, la linterna se detuvo.
Mientras me volvía consciente de mi muerte, la idea del sexo apareció de pronto en mi cabeza.
Durante los tres meses que llevaba en Okinawa, no había tenido ninguna relación. Estaba siempre entrenando y componiendo. No había tenido contacto con ninguna mujer.
“¿Realmente puedo morir así?”, me susurró mi instinto. “Si vas a morir, que sea después de hacerlo.[2]”
En aquel momento, mi consciencia se aclaró y, como en un sueño, comencé a nadir. Ni siquiera sabía hacia si iba hacia arriba o hacia abajo, pero seguí nadando. En el momento en que alcancé la superficie del océano, vomité toda el agua salada que había tragado. Así, recuperé mis sentidos de nuevo.
“¡Tengo que rescatarle!”
Olvidando que casi acababa de ahogarme, lo único que tenía en mente era el chico del que me había separado.
Cuando por fin alcancé la playa, el sol se estaba poniendo. Como habíamos salido hacia la isla a mediodía, me di cuenta de que habíamos estado fuera mucho tiempo. Estaba exhausto por haber usado todas mis fuerzas, pero eché a correr. Fue un largo camino desde donde estaba hasta el punto del que habíamos salido.
Por fin llegué al punto de salida, pero el teclista no había vuelto. Incluso pensé en botar una lancha para salir a buscarle.
Mientras estaba haciendo los preparativos, él regresó por sí mismo. Fue cerca de una hora después de que yo llegara a la playa.
Después de todo, no había alcanzado la isla, sino que, a medio camino, las olas le habían enviado al fondo. Por más que había forcejeado, no había conseguido avanzar, y parece que nadó hacia un petrolero que había visto desde lejos. Alcanzó la orilla a unos tres kilómetros de allí y regresar andando le había llevado su tiempo.
De todos modos, ambos nos alegramos de estar a salvo. Los demás miembros del grupo nos dijeron cosas del tipo: “Eso fue una estupidez,” “Al menos, ya habéis vuelto” y “¡Cómo podéis ser tan temerarios!”
Aquella noche, mientras los dos reflexionábamos sobre lo que había pasado, estuvimos viendo “Titanic.”
La escena en la que DiCaprio se hunde en el océano helado coincidía perfectamente con lo que me había pasado a mí.
En aquel instante, por primera vez, sentí verdadero miedo. A partir del día siguiente, no volví a acercarme al océano y dejé mi entrenamiento de natación. Aunque había creído que podría vencer al mar, ahora me daba aún más miedo que antes. Menudo desastre.
Esa vez, pensé: “No puedo morir sin haber tenido sexo antes.” Si lo hubiera hecho el día antes, entonces, mientras veía la linterna giratoria en el último momento, había muerto.

Sin embargo, aunque pensé que probablemente iba a morir, mi cuerpo respondió: “¡Maldición, no puedo morir así! ¡No puedo morir sin haber dejado descendencia!” Y, en el último momento, reaccioné.
Por primera vez, comprendí la razón de que, a menudo, los boxeadores se abstienen de sexo la noche antes de un combate.
Esa fue la última vez que vi la linterna giratoria. Hace 3 o 4 años desde entonces. Con el fin de reconocer mis propios límites, pensando en cuándo me había empujado a mí mismo hasta el límite de la muerte y había visto la linterna giratoria, cambié mi forma de ser.
Cuando era niño, pensé que quería convertirme en terrorista.[3] Iba a destruir por completo la vida humana. Quería borrarlo todo. Las personas eran las armas del mundo. Eran lo más inútil que había sobre la faz de la tierra.
Si hoy me preguntáis si he cambiado de idea, no fue por lo que pasó. Si la existencia de los humanos los convierte en las armas del mundo, incluso ahora, sigo creyendo lo mismo, en parte.
Sin embargo, ¿eso es todo?
Negar eso sería fácil. Pensar en ello, negarlo, no supone nada. No requiere un gran esfuerzo. Vivir no tendría sentido. Ciertamente, los humanos pueden ser las armas del mundo. Si eso es cierto, para convertirnos en otra cosa, ¿no tendríamos que esforzarnos más? No sólo pensar en ello o fingir; experimentándolo comenzamos a ver las cosas que están mal. ¿No es ese el sentido de haber nacido en este mundo?
Eso es lo que creo. Esa es la clase de persona que soy ahora.
Cuando quería ser terrorista, era agresivo y rebelde. En el océano de Okinawa, cambié mi punto de vista sobre la vida. Tenía que seguir luchando. No podía hundirme sin más. Tenía que seguir a flote.
Mientras flotaba a solas, pensé en mis amigos. Hubo una época en la que ansiaba tener amigos. Me sentía inferior y era una época en la que no confiaba en nadie ni en nada. Sin embargo, aún seguía esforzándome, luchando contra la soledad y contra mí mismo.
Al regresar a Tokio, me reuní con el miembro de mi equipo en el que más confío. Es como mi brazo derecho[4]. Hablé con él y le conté esto:
Al principio, cuando regresé de Okinawa, me sentía como un frágil cristal que se había quebrado. Era como si tuviera miedo incluso de hablar. Estaba siempre con los nervios a flor de piel. Me sentía tan mal que era como si proyectase un aura de “si me tocas, te mato.”
Aunque estaba a solas, estuve luchando hasta el final. Estaba lleno de coraje y energía.
Ese coraje motivó al miembro del equipo con el que estaba hablando.
“Si fuera él, ¿no haría algo por mí? Si fuera yo, ¿no hay nada que pudiera hacer por él?”, empecé a pensar.
A causa de mi esfuerzo, hice un amigo. Ahora, es el miembro más importante de mi familia.

Poco a poco, comencé a cambiar a la gente que me rodeaba. Es posible que aquel día diese otro paso hacia lo que significa ser humano.
-o-
Extraído en inglés de Cool Like Plastic – Traducido del japonés al inglés por Gerald Tarrant de Shiroi Heya –Traducido del inglés al español por MIRROR – GACKT SHRINE
 

 

Saya: No os preocupéis, yo tampoco entiendo nada. Si alguien puede proporcionar una traducción más comprensible del texto original, se lo agradeceré ^_^.



[1] Supongo que se refiere a la oficina de registro que hay en todos las zonas de casas rurales que, normalmente, suele estar a la entrada del recinto (Saya.)
[2] ¡¡Jod**, con lo dramático que se estaba poniendo y me sale con esas!! XDDDDDDD Este hombre no tiene arreglo. A punto de ahogarse y en lo único que piensa es en echar un polvo.  (Saya.)
[3] Oooook, ¿qué niño no quiere ser terrorista de mayor? *~* (Saya.)
[4] Me pregunto si se refiere a You… (Saya.)